viernes, 10 de abril de 2009

Y mientras bebía mi café




Sí, hola?...

Espero que no estés ocupado, y es que al parecer hoy todos estaban ocupados, todos tenían que ir a ver a alguien, estaban de vacaciones, tenían que ver como crecían sus plantas o querían tener un día de guardar, es decir mucha flojera, todos tenían algo que hacer; ... menos yo, que ni siquiera tenía que ocuparme en descansar, porque siento que ya he descansado lo suficiente.

Bueno en realidad no le pregunté sus planes a nadie, porque no suelo hacer eso, pero cuando salí a pasear en la tarde me encontré con una ciudad sola, triste, un poco funeraria, diría yo; pero sin catrinas divertidas. Y por eso pensé que todos estaban ocupados. Pasó el día, caminé un poco, vi una película en una casa, que no era mi casa. Y al llegar la noche me di cuenta que no tenía nada que hacer, que no tenía algo divertido que hacer para culminar una semana tan divertida como está que acaba de pasar (sí claro). Seguramente todos estarán en alguna fiesta, con sus cuates, bailando con las manos arriba y viendo borroso, pero yo no.

Seguramente ustedes no lo saben, pero cuando se es una persona tan tan importante, la vida no es nada fácil, sobre todo las relaciones sociales son difíciles, y los son aun más difíciles cuando no se es una persona importante, como yo; pero ya lo seré algún día y todo será más sencillo y divertido. 

Entonces al ver que todos tenían algo que hacer, decidí que yo también tendría algo que hacer y tomé mi chaleco a la moda, salí a la calle emocionado dispuesto a divertirme como Dios manda (o bueno mandaba, pero  seguramente volverá a mandar en unas horas más cuando resucite). Muy alegre y dispuesto a encontrar eso que tenía que hacer, crucé el parque, caminé por las oscuras calles, vacías por cierto, y comenzaron las cosas malas, el café donde venden cerveza estaba cerrado, el puesto de quesadillas también cerrado, los chicos que toman en la calle hoy no estaban; pero no me desalenté, seguí mi camino hasta llegar a la plaza y lo único que encontré abierto fue un café, me senté pedí eso que se pide en los cafés,  vi la tele y empecé a escuchar las platicas de las mesas de a un lado. ...Que la gorda no se que... yo digo  que si me soltaba prenda, ...sí creo que después de eso soy una persona con una carácter más fuerte... En la otra mesa no hablaban solo se daban apacionados besos.

Como todos hablaban de sus amores y desamores yo empecé a pensar en las cosas chistosinas que he vivido en mi corta vida, con las chicas que he estado o que me han gustado. Esta es la lista:
  1. Invitarla a jugar las trais.
  2. Ver como mi amigo le decía que si quería ser mi novia, porque yo no se lo hubiera dicho.
  3. Decirle con la mirada que se le transparentaba el brassier.
  4. Besarla sin querer.
  5. Ver como le dan un pelotazo con un balón de voley y no saber que hacer.
  6. Cortarme muy feo, haciendo una guitarrita de madera para regalársela.
  7. Hacerme el que no escuché, cuando me dijo: "¿por qué no somos novios?.
  8. Regalarle un dibujo de mí, disfrazado de botarga de pollo.
  9. Hablar de filosofía del amor y de diarrea.
  10. Disfrazarnos.
  11. Huir de mi casa cuando me fue a visitar.
  12. Beber de más juntos.
  13. Perderme entre la gente cuando íbamos juntos en el metro.
  14. Hacerle casita para que hiciera del baño en la calle.
  15. Presumirle como contrastaban mis calcetines blancos con mi pantalón negro mientras intentaba abrazarme. 
  16. Pegarle en los dientes con la bola blanca, mientras jugábamos billar.
  17. Guardar unas chocoretas durante poco más de dos semanas solo porque me las regaló ella.

Y bueno seguramente podría escribir muchos sucesos de este estilo, pero mi capuccino con jarabe de banana (ups!) no me duró suficiente para pensar en más. Y bueno creo que no fue una salida de esas inolvidables, pero al menos tuve algo que hacer.


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